Desde el 1 de junio de 2013, es de obligado cumplimiento tener a disposición de los compradores y/o arrendatarios, el Certificado de Eficiencia Energética de la totalidad o parte de un edificio, según corresponda, siendo exigible para los contratos de compraventa o arrendamiento.

La construcción o la reforma de un edificio siempre genera un impacto en el medioambiente, lo que ha motivado el promover las acreditaciones que califiquen dicho impacto. Los dictámenes hacen posible conocer los consumos y las emisiones de CO² que se emiten a la atmósfera. También, la etiqueta energética permite a los propietarios promover un mejor uso de la energía y encontrar fórmulas de ahorro que ayuden al planeta e impulsen la sostenibilidad.

La obtención del certificado de eficiencia energética da el derecho de uso de la etiqueta de eficiencia energética, durante el periodo de validez, y estará disponible en el Registro general.

La etiqueta se debe incluir en toda oferta, promoción y publicidad dirigida a la venta o arrendamiento del edificio o unidad del mismo. Deberá figurar siempre en la etiqueta, de forma clara e inequívoca, si se refiere al certificado de eficiencia energética del proyecto o al del edificio terminado.